A lo largo de la historia de la humanidad, música, educación, psicología y
medicina han estado siempre relacionadas por sus implícitas funciones. En las
culturas antiguas, como la griega y romana, se ha atribuido un origen divino a
la música, siendo los propios pensadores griegos (Aristóteles, Platón y
Pitágoras) quienes postularon que la música poseía cualidades morales y que
esta podía afectar al carácter y al comportamiento. Por ejemplo, Aristóteles afirmaba
que la música puede actuar sobre la conducta y también imita las pasiones o los
estados del alma, entre otras cualidades. Platón consideraba la música como la base
de la educación ciudadana, y que esta tiene el poder de elevar el alma hacia un
nivel superior, de perfección. El antiguo testamento también nos presenta la
historia de David, que sana la locura de Saúl con el tañido de su arpa.
Los
recientes avances en los estudios del cerebro han permitido obtener una mejor comprensión
sobre la forma en que las actividades musicales pueden influir en el desarrollo
del cerebro. Si bien nuestros conocimientos acerca de cómo funciona están
todavía en una primera etapa, algunos de los procesos fundamentales que intervienen
en el aprendizaje ya han sido establecidos.
El
periodo que va desde el momento de la concepción, junto con los primeros años
de vida de un niño, representa el más importante de todo individuo, ya que
durante el mismo se asientan las bases en la relación entre padres e hijos,
como también se origina el desarrollo global de sus funciones, que es lo que
permitirá un correcto funcionamiento en la vida diaria.
Los
beneficios de la música en el ser humano ya se pueden apreciar desde la etapa
prenatal. La estimulación con música en este periodo provoca que el sistema
nervioso central del bebé se excite, permitiendo que aumenten los latidos
cardíacos y, por medio de este estímulo, se facilite un mayor intercambio de fluidos
entre la placenta y el bebé. Además, influye positivamente en la respuesta
emocional de la madre, ya que estos sentimientos son transferidos al bebé que
está por nacer, creando poderosos y positivos vínculos afectivos a través del
amor y la música.
Es
importante saber que la música es una forma de estimulación sensorial y
cognitiva. El canto desarrolla principalmente las capacidades lingüísticas, y
el baile, como efecto de la movilidad de la música, estimula el desarrollo
psicomotor y la expresión corporal. Howard Gardner destaca, asimismo, que de
todos los dones con que pueden estar dotados los individuos, ninguno surge más temprano
que el talento musical.
En
la etapa infantil del sistema educativo la música es fundamental, ya que, en
primer lugar, ayuda a la integración social y, además, facilita el desarrollo
de la autonomía en sus actividades diarias, aportando alegría y energía en el
aprendizaje diario.
Las
canciones infantiles, acompañadas con gestos en la etapa de alfabetización
inicial, permiten mejorar el desarrollo del lenguaje y la comprensión del
significado de cada palabra por parte del niño. Este recurso también facilita
la enseñanza y el aprendizaje de lenguas extranjeras.
El
ritmo merece una mención especial, ya que posee un poder singular para dotar de
energía y para poder organizar. Lo podemos definir como orden, ya que organiza los
sonidos en el tiempo, y sin este no hay periodicidad. Se le considera el más
importante de los elementos para las personas con algún tipo de discapacidad
intelectual. Vivenciar el ritmo permite la consecución de un orden, y este pasa
a formar parte de la estructuración de la persona.
En
resumen, la música es un gran estímulo que consolida el sentido de la audición,
aumenta las capacidades perceptivas en el reconocimiento y la discriminación de
estímulos, facilita la escucha al focalizar la atención en el contenido
musical, permite desarrollar y acrecentar la memoria a largo plazo al aprender
letras de canciones y, además, potenciar el lenguaje verbal y no-verbal.
Es
importante mencionar que el estímulo musical puede ser aplicado a cualquier
individuo, ya que todos podemos desarrollar, mejorar y optimizar nuestras
capacidades.
Si
el objetivo de la educación es desarrollar sistemáticamente la mente y las
capacidades de cada niño, queda claro que la música tiene un rol único e imprescindible
en este proceso.
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