“La
televisión es el primer sistema verdaderamente democrático, el primero
accesible para todo el mundo y completamente gobernado por lo que quiere la
gente. Lo terrible es precisamente lo que quiere la gente”. Clive Barker.
Primero
fueron Los Serrano, más tarde Física y Química. Luego llegó Sin tetas no hay
paraíso, La pecera de Eva y El pacto. Mañana, no quiero imaginarme el
despropósito que nos espera. Decía el gran director de cine Federico Fellini
que “la televisión es el espejo en donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema
cultural”.
Y si por
cultura entendemos todos aquellos valores, tradiciones, normas, conocimientos,
actitudes, etc. que nos caracterizan como grupo social y que se transmiten de
una generación a otra con el objetivo de sacar lo mejor de uno mismo en
beneficio de la sociedad, mucho me temo que no vamos por buen camino.
Me considero
una adicta a la “pantalla amiga” y soy de las que piensan que comunicarse, contar
historias, construir una ficción, transmitir emociones de una persona a otra, responde
a una necesidad profundamente humana. A pesar de todo esto, también soy consciente
de la importancia de “enseñar a ver la TV” ya que la educación de las nuevas generaciones
no merece menos. Ser capaces de interpretar, analizar y fomentar el espíritu
crítico ante aspectos positivos y negativos que nos aporta la TV es una
asignatura pendiente que debemos rescatar si no queremos contribuir aun más al
declive moral y cultural de la sociedad.
No vaya a
tener razón aquel director de programas de TV que afirmaba con rotundidad: "Sólo
me interesan los analfabetos y las marujas. Cualquier persona que haya leído un
libro en los últimos cinco años no me sirve como espectador ni, por descontado,
como testimonio." De hecho, así me parece, después de ver el primer
capítulo de la nueva serie de Telecinco, El pacto, en la que los padres carecen
de cualquier proyecto educativo y de autoridad moral sobre sus hijas. Tal vez
por eso, son continuamente humillados por ellas, que con solo 15 años, han mantenido
relaciones sexuales con el único propósito de jugar a ser mamás.
Es más, debo
confesar que mi primera intención fue realizar un análisis más o menos profundo
de esta polémica caricatura malintencionada de la realidad, en la que sus
protagonistas se atreven a jugar con la belleza de la maternidad, con la vida
humana, con el valor de la amistad, con la vida de familia, etcétera.
Y todo ello
aderezado con un lenguaje soez y ordinario. Pero, visto lo visto, no puedo más
que denunciar, en primer lugar, que considero esta serie “no apta” para la salud
personal, familiar, cultural y social de nuestros jóvenes. Y en segundo, que
después me siento insultada como mujer, humillada como madre, desorientada en
mi labor educativa como profesora y avergonzada como periodista.
Que la TV es
un medio de comunicación que responde a una necesidad vital del hombre, nos
guste o no, es una realidad. Que en sus contendidos encontramos luces y sombras
que influyen no solo en nuestra vida, sino también en la cultura, las normas y
los valores de la sociedad que hace propias esas pautas de comportamiento,
nadie puede negarlo. Por este motivo, es importante saber que las series juveniles
no son más que simples historias de la calle adornadas con elementos de
ficción, conflictos sentimentales, ligoteos, rollos de una noche, espectáculo,
tensión, etc. para atrapar a la audiencia, para identificarnos con ellas, incluso,
para confundir nuestro mundo con el suyo.
También, y
tú lo sabes muy bien, hemos podido confirmar con una pizca de guasa en más de
una ocasión, como la gente de la calle imita a los personajes (algunas de tus
conocidas son prueba de ello) en su forma de vestir, de hablar, de sonreír, e
incluso, de ligar. Lo que me lleva a preguntarte: ¿Cómo sabes si un programa es
conveniente para tu salud física, psíquica y espiritual? ¿Te has planteado
alguna vez la importancia y el impacto que tiene en nuestras vidas los contenidos
que vemos en la televisión? ¿Has comprobado cómo te afectan los comportamientos
y valores que transmite la pequeña pantalla en tu conducta, en la forma de
vestir, en el modo de hablar? ¿Enriquece tu inteligencia, tu sociabilidad, tu
capacidad lingüística y expresiva, o, simplemente, te dejas llevar por el “no pasa
nada, no seáis exagerados”? ¿Es realmente una serie tan entretenida y seductora
como para vegetar delante de la pantalla? ¿Con qué criterio vas a interpretar y
valorar lo que “te echan por la tele”? Entonces, ¿qué programas puedo ver?, me
preguntas. Te ofrezco mi truco personal: coge papel y lápiz, elige una serie de
televisión y siéntate a verla conmigo. Mientras lo hacemos, apunta en dos
columnas los valores positivos y negativos que te presentan en este nuevo
episodio.
Por si no se
te ocurren en ese momento, te adjunto una lista a modo de guion:
- Fomenta el
aprecio por los animales y la ecología.
- Refleja
situaciones de igualdad y solidaridad, respeto y tolerancia hacia las personas
y la pluralidad de sus ideas.
- Fomenta el
diálogo para resolver los conflictos y la participación social.
- Promociona
la cultura.
- Fomenta la
higiene y los hábitos saludables.
- Nos
presenta personajes con sentido del deber, responsables, autónomos, coherentes y
que vencen las dificultades con esfuerzo personal.
- Los
protagonistas son personajes positivos y optimistas, con sentido crítico y capacidad
autocrítica.
- El guion
respeta el honor y la intimidad.
Valores
negativos
- Fomenta la
violencia verbal o física, el odio y el menosprecio, la discriminación y la
burla.
- Ataca la
cultura y usa un lenguaje grosero, discriminatorio y denigrante.
- Fomenta
las conductas no saludables como el alcohol y la droga.
- Utiliza la
publicidad encubierta para fomentar la compra de productos e incitar al
consumo.
- Nos
presenta maltratos físicos y psicológicos y se utilizan armas de forma ostentosa
y fuera de contexto.
- Se
presenta de manera irónica los defectos físicos y psíquicos de algunos personajes.
Una vez
finalizado tu análisis, con el espíritu crítico y la rebeldía que te
caracteriza, debes decidir si quieres seguir en actitud pasiva ante la TV “a
ver que me echan” o si prefieres ser tú el que llevas las riendas de lo que ves
sin que te manipulen.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada